El pasado 27 de febrero, la Sala Heineken dio al conocido grupo neonazi, Batallón de Castigo, compuesto por exconvictos, espacio para promocionarse y ganar dinero. La sala de la conocida marca cervecera, se lucró gracias a que cientos de neonazis pidieran el exterminio judío, y de las ’’razas inferiores’’ en el centro de Madrid. No hay cifras exactas, de los beneficios de Heineken tras el acto de estos negadores del Holocausto, y en el que muchos de sus asistentes estaban juzgados y condenados por delitos de sangre. La empresa a tratado de excusarse de que no sabía de que era el concierto, cuando hasta en la sala mas pequeña se exigen los espacios webs, maquetas, o CDS, de los grupos que van a tocar. La realización del concierto obligó a un caro despliegue policial para controlar a los asistentes al concierto nazi, y tratar de evitar agresiones xenófobas en el exterior del concierto.