Lo mejor de hoy, que estos anormales no sacaran más trapos por televisión y las pancartas se las comeran. Esperamos no se les llenen de polvo. Además con todo nuestro amorrrrr, ¡Agurrrrrrr!
Remember the History. Fight fascism.
A la memoria de Matthias Sindelar.
Matthias Sindelar (nacido el 3 de febrero de 1903) fue considerado el mejor jugador de los años treinta. Nacido en Viena, capital austriaca, y de familia judía, se crió jugando al fútbol en las calles, donde rápidamente se ganó el mote de ‘el hombre de papel’ por la facilidad con la que se infiltraba en las defensas contrarias.
Sindelar debutó en la Liga Austríaca con 15 años. Fue en el Hertha de Viena, en 1918, aunque en 1924 pasó al más popular Austria Viena. En ese mismo año ganó el primer campeonato, que repetiría en 1926, y también seis copas nacionales en 1924, 1925, 1926, 1933, 1935 y 1936, pero durante su dorada trayectoria en este equipo ganó también dos trofeos Mitropa (el primer antecedente de la Liga de Campeones) en 1933 y 1936. A los 23 años, Sindelar, habilidoso delantero, ya estaba en la selección nacional. Debutó en 1926 y terminó conduciéndola hacia las gestas más importantes. La fama del equipo austriaco era tal que fue conocido en el mundo como el Wunderteam (equipo maravilloso), que sólo perdió dos partidos en un lustro y que llegó al Mundial de Italia 1934 con la condición de máximo favorito, junto a los locales, especialmente porque las potencias sudamericanas no llegaban con sus mejores estrellas.
Por entonces, Sindelar ya era considerado el mejor jugador del mundo, y su equipo, Austria, eliminó a Francia en octavos de final (3-2), con un gol suyo, a Hungría en cuartos de final (2-1) y sólo cayó en semifinales ante Italia, en lo que para todos era el partido del Mundial. Algunos críticos dicen que Italia tenía que ganar de cualquier manera, por el sistema político imperante, el fascismo del Duce Mussolini, y así fue que se terminó imponiendo el equipo azzurro de Vittorio Pozzo por 1-0, con un gol del oriundo Guaita, en una clara falta al portero Platzer que no vio el árbitro sueco Ecklind.
Sindelar también disputó con el equipo austriaco los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 , organizados por el nazismo para imponer el criterio de "raza aria", pero que terminó burlado no sólo por el velocista negro Jesse Owens, sino también en el fútbol por el propio Sindelar. Los alemanes habían cometido la torpeza de colocar un equipo suplente ante Noruega y quedaron rápidamente eliminados (2-0) y entonces el camino austriaco quedó libre hasta que fueron vencidos otra vez por Italia en la final, tal y como había sucedido dos años antes en el Mundial de Mussolini. No obstante, Sindelar fue considerado como el mejor jugador del torneo.
Pero, apenas pasados unos meses, Sindelar viviría la peor de las pesadillas. Austria sería anexionada por la Alemania nazi el 13 de marzo de 1938. Al producirse la anexión Austria quedó excluida del Mundial de 1938, celebrado en Francia, a pesar de haberse clasificado para ese torneo. Los dirigentes nazis exigieron que los mejores jugadores austriacos se incorporaran a la selección alemana pero Sindelar, judío, se negó sistemáticamente a formar parte de ese equipo. Casi casi, como a los jugadores del Athletic cuando les llama la selección española.
Sindelar pasó a estar en el punto de mira de la Gestapo, no sólo por su completa negativa a jugar para los alemanes, sino porque en un amistoso previo al Mundial jugado en tierras teutonas entre Alemania y Austria organizado por los nazis como despedida de la selección austriaca, no sólo humilló a los locales (la orden era dejarse ganar) sino que acabó convirtiendo un tanto, cansado como estaba de regatear jugadores y fallar a propósito el último remate. Lo más grave, sin embargo, fue que después de anotar el tanto, a Sindelar se le ocurrió bailar frente al palco de autoridades nazis, un gesto ofensivo que enfureció a los allí presentes. Fue el último partido de Austria hasta después de la Guerra y también el último de Sindelar con su selección, después de marcar 27 goles en 44 partidos, llegar a la semifinal del Mundial 1934 y la final de los Juegos de 1936, y a obtener la Copa Internacional, en 1932, ante Italia, que fue el torneo precursor de la Eurocopa actual.
En menos de un año el jugador austriaco pagaría muy caro su desafio: Sindelar apareció sospechosamente muerto en su habitación junto a su novia italiana Camila, en la noche del 22 al 23 de enero de 1939, con síntomas de haber inhalado monóxido de carbono. A su entierro concurrieron quince mil personas, un dato más que evidente de la popularidad de Sindelar y del respeto que se le tenía como hombre y como deportista. Se desconoce si su muerte fue producida por un suicidio o un asesinato, ya que nunca se investigó, aunque la presión que ejercía la Gestapo sobre él se había vuelto insoportable.
Cuando se supo de la muerte de Sindelar, muchos de sus ex compañeros se encontraban jugando un partido en territorio austríaco y no entendieron que el árbitro parara el juego, pero al darse cuenta del motivo, muchos quedaron tirados en el suelo, llorando y abatidos. Se había marchado el mejor jugador del mundo de aquellos tiempos, hasta el extremo de que la tradicional revista inglesa World Soccer lo colocó entre los mejores cien jugadores de la historia y la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol lo denominó como mejor jugador austriaco de todos los tiempos.